Velocidad y vértigo, resultado de las tecnologías de la comunicación
Cómo actúa el Modelo de Comunicación Concertada
La emisión y recepción masiva de mensajes ha hecho del mundo lo que para Macluhan fue denominado como la ciudad planetaria, pero el vértigo y la prisa actual, actúan por oposición a una construcción de sociedad más equilibrada, equitativa y solidaria. Juan Valdano ensayista y narrador ecuatoriano vigente, enfatiza en la presurosidad de la vida humana como trasgresión a la cultura e identidad de los pueblos.
Desde el Modelo de Comunicación Concertada, se articula una respuesta al planteamiento, con una cita de Fabián Garcés respecto a la evolución de las sociedades: “la sociedad debe en gran medida a la comunicación su desarrollo, la comunicación pocas veces es empujada a la evolución, sino que al contrario, es el motor de la misma.” Por tanto, el marcado estilo de vida que tiene la sociedad actual se debe en gran parte al desarrollo multiplicado de las tecnologías de la comunicación en pleno siglo XXI.
En un artículo de Diario El Comercio Valdano describe: “el síndrome de la velocidad es la marca de la civilización contemporánea. La rapidez nos consume. Las vidas individuales se agotan en el diario vértigo de la información. Nuestro afán: conocer para llegar a ser más, también para inducir, acosar, predisponer al consumo de lo deleznable. Ritmo que atropella, ritmo que hoy torna caduca la novedad que tan solo ayer se proclamó…” (El Comercio/ Siete Días/ 19 de abril del 2009).
En Comunicación es una realidad que aterra. La novedad pierde vigencia en instantes; horas y minutos atosigan a los periodistas que luchan por informar lo nuevo, aunque en sus mentes solo está presente el imaginario de un tiempo detenido, como aquella obra de Dalí en la cual el tiempo horroriza a un ente agravado y pavorido por el solo estar, un desequilibrio que halla relación en el mundo actual.
Las salas de redacción y prensa en los medios de comunicación, agencias de información y dependencias de comunicación públicas y privadas, son verdaderos sufrideros donde el reloj se convierte en el principal enemigo, mientras tanto, las tecnologías de la comunicación se alían como amigos de la profesión. La globalidad e instantaneidad del mundo a través de sus sistemas, compite y trasmite con mayor astucia lo que una empresa de comunicación dejó de percibir para trasmitir a su público. “El tiempo se esfuma, el espacio se acorta, nada está distante; todo está próximo.” (El Comercio/ Siete Días/ 19 de abril del 2009).
El público cree conocer todo y saber mucho más que antes, pero en realidad se desvanece en un espacio que separa sus pies de la tierra, un estar que absorbe y abruma a los más integrados, que resta la actividad cotidiana y los consume para ser espectadores y no actores de la sociedad.
No hay tiempo para razonar, para meditar, para pensar, solo para enterarse y conocer más. El público no se conduele al ver realidades adversas, sucesos próximos que afectan a nuestra aldea global, o quizá el tiempo de afectación se acorta ante la presurosidad, y en ciertos casos está tan distante de actuar y tan cerca para observar que no advierte que el espectáculo se desarrolla a pocos metros de su espacio virtual. “El homo estadístico de hoy, no vive una sino cien vidas a la vez. Y lo vive gracias a esos artilugios tecnológicos que suplantan lo real por lo virtual.” (Juan Valdano).
Para el Modelo de Comunicación Concertada la dinámica está allí, y con ello la respuesta involucra a los actores y espectadores. Se habla de agentes de comunicación y no de emisores ni receptores, cada ser humano por si solo actúa como ente individual pero necesita ser social para sobrevivir en la sociedad. Por tanto no define un polo y es punto receptor como emisor de los mensajes, un agente de comunicación como lo define Christian Báez en el nuevo Modelo de Comunicación Concertada.
Agente de comunicación es un término que había escuchado y que da oportunidad a la dinámica de la comunicación ida y regreso sin subrayar emisor ni receptor
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